La historia de parto
Aquí dejo mi relato de las horas más salvajes e intensas de mi vida. A ti que estás leyendo esto, espero que te ayude a conseguir el parto sea como sea que desees, como a mi me ayudó leer e incluso a veces releer las experiencias y relatos de partos, para tener la experiencia más positiva posible. Así que, con mi relato, aporto mi granito de arena como muchas mujeres antes de mi lo hicieron para ayudarnos.
Era muy consciente del trabajo que hay que hacer y la preparación (física pero especialmente mental) para un parto sin analgesia, (mi primer motivo para el parto natural es un miedo al efecto de la epidural muy grande). Decidí leer un libro de hipnoparto. También hice un curso de hipnoparto y curso de preparación al parto con mi pareja. Que importante fue que él estuviese preparado para todos los escenarios, así que también vio muchísimos videos de partos naturales. A fecha de hoy aún agradece haberlos visto, y después de verme parir entendió lo importante que es el papel del acompañante en esos momentos. También escuchaba meditaciones de hipnoparto. Hice un powerpoint con imágenes que me transmitían amor, usaba lavanda cuando trabajaba las respiraciones, me hice tarjetas de afirmaciones. Alquilé la máquina TENS (que no me gustó nada cuando la probé para comprobar que funcionaba y en cambio fue mi gran aliada en todo el parto). Una lista de música. Físicamente intentaba estar activa y hacia clases “tipo mamifit”. Hasta que una pubalgia muy intensa a la semana 39 me incapacitó de hacer ningún deporte. Apenas podía caminar. Así que usaba mucho la esferodinamia para ejercitar la pelvis. Y una de las grandes claves para mí, fue la decisión de estar acompañada de una doula.
A las 40SG me propusieron (sin sentir ninguna presión) por un percentil 98 una inducción la cual decliné tras comprobar que no estaba asociado a diabetes y que las ecos estaban en los parámetros normales. Desde la 39+5 yo solicité la maniobra Hamilton. A la 39+6 perdí el tapón mucoso y confiaba en que arrancaría en breve al ir notando alguna que otra contracción muy leve e irregular por la noche. Nada más lejos de la realidad. A las 41 me preguntaron que prefería hacer si inducir ya o esperar si todo estaba bien. Y yo decidí esperar a pesar de tener mucha presión mental por querer evitar una inducción. Pero llegó el día que cumplía 41+4. Me hicieron monitores y trazamos un plan con la matrona( el cual ya estaba hablado con mi pareja en casa tranquilamente). Decidimos inducción al día siguiente. He de decir que estuve algo decepcionada conmigo misma por el hecho de no haberme puesto de parto después de haber hecho todas la recomendaciones para intentar inducir el parto. Pero esa mañana al salir del hospital, acepté la realidad y la visualicé de la manera más relajada y positiva posible. Llegamos al mediodía con mi pareja y tenia alguna que otra molestia muy leve como las de las últimas semanas, nunca había tenido a esa hora dolor, pero pedí una Hamilton así que posiblemente fuese por eso. Planeamos todo para el día siguiente y decidimos trazar una lista de cosas que nos hacia ilusión hacer antes de la aventura. A las 18h hicimos una videollamada con las doulas y decidí que si era inducción prefería estar en el hospital sola con mi pareja y tenerlas en principio a ellas de apoyo por teléfono. Durante la conversación yo iba notando esas contracciones (olas) prodrómicas , pero es verdad que alguna que otra me hacia tragar saliva...La doula me dijo: A. te estoy viendo la cara cuando las tienes y dejas de hablar, igual esto es el inicio del parto. Y yo solo pude decirle que si creía en los milagros quizás pasaría , pero que yo iba a inducirme positivamente al día siguiente. A las 19.20h es verdad que seguía con contracciones duraban poquito pero me tenía que parar y respirarlas aunque eran muy llevaderas. En una de esas noté la ropa interior mojada y creía haber roto aguas, eran claras. Fuimos al hospital a confirmarlo. Y para nuestra sorpresa , la bolsa estaba integra el tacto vaginal como por la mañana( posterior, 2 cm dilatado, 2cm de canal). Así que un pelín sorprendida volvimos a casa con esas contracciones irregulares que mientras cenábamos empezaron a ser más dolorosas... Eran las 22.30h cuando tras una cucharada de sopa tuve que cerrar los ojos para concentrarme. Ahí entendí que igual empezaba los pródromos pero yo seguía con mi idea de la inducción al día siguiente. A las 23.00 nos fuimos a dormir. Y ahí empezó la aventura , las contracciones empezaron a regularizarse cada 8min, luego cada 6... eran muy molestas como para estar estirada , así que me senté abrazada a mi pareja y le pedí que mirara el móvil cada cuanto eran. En cuestión de 45 min se volvieron regulares cada 2-3 min, mi cuerpo me pedía respirar, mover las caderas pero con las respiraciones y la lista de música todo era super llevadero. A las 01.00 empecé a notar que la intensidad subía y que igual ese milagro ( y la sesión de reiki que me habían hecho) era real. En ese momento le pedí colocarme los TENS a mi pareja y llamara X. , mi doula.
Estuvimos en casa hasta las 03.00, mi cuerpo me pedía estar en cuadrupedia, y durante las olas, abrazar fuerte a mi pareja. Decidí ir al hospital para que me controlaran que mi hija estaba bien. El viaje fue incómodo, se pararon un poco pero enseguida volvieron. En el hospital me valoraron, estaba todo bien, el cuello estaba centrándose y de unos 3cm. Aún faltaba mucho. Me recomendaron andar un rato y volver al cabo de una hora. Y así lo hice , eran unas olas cada vez más intensas , apenas podía dar dos pasos que venia otra , me agarraba fuerte a mi pareja y a X. y me dejé llevar al planeta parto. Respiraba cada una de ellas viendo las magnificas vistas que tenia el hospital recordándome a mi misma que ese dolor no era sufrimiento y que mi cuerpo nunca me crearía un dolor que no era manejable para mi. Movimiento de pelvis , escaleras, hasta un parque de juego infantiles que había fuera lo use para mejorar los movimientos! Y poco a poco esas expiraciones empezaban a ser más ruidosas, menos vocales, más intensas.
Volvimos a las 5am y estaba de unos 3-4cm con algo de cuello aún, una dinámica muy intensa pero bien tolerada. No sabían que hacer si mandarme a casa o dejarme ingresada. Es un hospital de alto nivel y no querían que deseando un parto lo más natural posible por la falta de personal y paritorios me metieran prisa por dar a luz. De modo que con un poco de inquietud porque al ser una gran ciudad me cogiera el tráfico de la mañana si todo iba más rápido de lo esperado. Como tenía buena dinámica y era un primer bebé, decidieron mandarme a casa, la cual fue muy dura. Mi cuerpo cambió aún más la intensidad, yo seguía con los TENS, respiraciones, música ... y me daba miedo volver para no haber evolucionado, pese que era muy poca dilatación para esa intensidad así que igual mi cuerpo estaba en “dinámica de lucha” que pasa cuando los bebes no encajan bien. Llegamos a casa y mandé a mi pareja irse a dormir un rato. Yo me quede con X. en el sofá de casa en cuadrupedia surfeando todas y cada una de las olas cada vez más y más intensas, que esas alturas ya me hacían emitir sonidos de mamífera, incontrolables y que yo había escuchado tantas veces desde el otro lado...
Al cabo de un rato decidí meterme en la ducha acompañada en todo momento por X. me sentía segura y cuidada... me lavé con un gel que había elegido si llegaba ese momento. Estuve mucho rato notando ese dolor, esa piel del abdomen duro y recordando que una más era una menos, sentada en un taburete dentro de la ducha. Luego volví al sofá, más desconectada aun del mundo real, al punto que confundí el ruido de mi pareja haciendo café con el de afeitarse! Eran las 07.50h cuando entendí que estaba avanzando rápido y ni siquiera me atreví a realizarme un tacto para no agobiarme (soy matrona). Así que nos fuimos para el hospital a la peor hora del día. Me quité la música, me puse tapones para los oídos y me encomendé a todas las fuerzas para ese viaje hasta el hospital. Tardamos una hora en llegar (son unos 15min normalmente) y fue el peor momento de mi vida. Las olas eran muy intensas, yo no podía evitar gritar y emitir ruidos primitivos, la gente miraba por el ruido pero yo no podía evitarlo... me agarraba fuerte en el asiento trasero y X. me daba la paz y calma que necesitaba en ese momento de miedo , dolor y frustración. Me posicioné abriendo las piernas en el asiento trasero todo el camino y hubo un momento en que pensé que pariría en medio del tráfico cuando le dije muy flojito agotada a X: Creo que me voy a morir. Esa frase la había escuchado muchas veces a lo que yo sabía la respuesta; ya falta muy poco.
Llegué al hospital a las 09.20h , y no pude dejar de llorar del miedo y la intensidad de esa hora encerrada en el coche. Me pasaron enseguida al paritorio, me hicieron un tacto y estaba de 8 cm con la bolsa a tensión. Fue una subida de felicidad saber que había llegado tan rápido hasta esa dilatación y que mi hija estaba bien y por fin me encontraba en mi lugar seguro para parir. Pedí el óxido nitroso, que a esas alturas era más para despistar que para aliviar. Pedí que me quitaran los TENS que me dolían más que aliviaban. Me pusieron una vía (porque yo lo pedí). Y ahí me rompí no sabía si quería la epidural con esa intensidad que notaba tan y tan grande pero el miedo seguía allí. Y la pedí, me pusieron un suero y mientras avisaban a anestesia le pregunté a la matrona como me veía y me dijo lo que necesitaba escuchar que lo estaba haciendo genial y que había sido capaz de llegar en esas condiciones al hospital que ella me veía pariendo sin anestesia. Y allí me empoderé. No podía de dejar de mirar a mi pareja a los ojos, el cual estaba emocionado de verme con semejante fuerza dentro de mí. Y X. me daba agua y abanicaba, estaba sedienta.
A las 10.30 de repente noté que me hacía pis y en esa misma ola rompí aguas claras (esta vez sí que eran sin duda)... Y las olas subieron de intensidad como si el abdomen se me fuese a romper, pedí un tacto y me dijo que estaba de 9 cm pero casi en completa que le tocase la cabeza a la bebe si quería y mi pareja también la noto. Y de repente a partir de la siguiente ola dejaron de doler y esa intensidad se fue directa al ano y noté muchísimas ganas de empujar como si hiciera meses que no defecaba. Yo seguía en la cama inclinada hacia el cabezal y con una sábana a modo de liana me agarraba fuerte de ellas en cada pujo. Qué fuerza, que ruidos, qué salvaje.
Y llegó un momento que no sabía si tenía o no contracciones porque estaba centraba en empujar, y tuve que recordarme que el ano no se rompería y que no tuviera miedo que estaba en buenas manos. Yo estaba agotada y pregunté cuanto faltaba, me dijeron que ya se veía la cabeza y les pedí una foto, y fue otro momento de empoderamiento, ya no había marcha atrás, todo iba bien, y yo podía hacerlo. Así que empecé a pujar de lateral y empecé a notar como si alguien me abriera con mucha fuerza el clítoris, le pedí a la matrona que no me tocara y me dijo que era la cabeza saliendo, me ofreció tocarla y ya estaba saliendo, dos pujos con unos ruidos de mamífera incontrolables y dejo de doler, la cabeza estaba fuera, para el cuerpo costaba de salir me pidió de levantar las piernas y empujar fuerte y salió mi hija, me dijo la matrona de sacarla yo y así lo hice. Nació con el cordón en bandolera y al poco de estimularla un poco, se escuchó el primer llanto de mi hija (4195gr y 55cm!), ese que me recuerda el amor por mi profesión y lo especial que es.
Ese llanto que oficialmente cambió mi vida y me hizo ser aparte de mujer y matrona,
Mamá
Adriana