La historia de parto
El jueves 5 de junio era mi Fecha Probable de Parto y, aunque no esperaba que mi bebé llegara ese día, mi instinto me dijo que no quedaba mucho. Había perdido el tapón mucoso el martes y me sentía diferente, sentía que no quería estar muy lejos de casa, limpiar y tener todo listo, incluidas las luces de colores y los toques finales de la zona donde tenia previsto parir... Es increíble lo poderosos que son nuestros instintos. Nuestros hijos estaban en la cama, me acababa de acomodar para hacer algo de yoga cuando comenzaron mis oleadas, muy suavemente, era muy consciente de ellas pero al mismo tiempo las notaba muy suaves así que seguí con mi yoga (algunos estiramientos suaves y respiración) concentrándome en relajar mi mente y mi cuerpo.
Alex (mi marido) estaba en el gimnasio, así que ni siquiera le molesté y seguí preparando la cena, esto se prolongó durante una hora más o menos. En este punto, ya las sentía mas intensas y con bastante regularidad, pero no había empezado a cronometrarlas porque quería centrarme en ellas, no en una app. Cenamos y vimos un episodio de “Educación sexual” de Netflix (serie perfecta para subir los niveles de oxitocina!). Decidimos llamar a las comadronas de casa solo para informarles que estaba en los pródromos (trabajo de parto temprano) y para informarles de la situación, esto fue casi a las 10 de la noche. Nos aconsejaron que siguiéramos haciendo lo que estábamos haciendo, dormir un poco y volver a llamarlas cuando tuviera mis 3 oleadas en 10 minutos con regularidad y durante más tiempo.
Me metí en la cama con una bolsa de agua caliente, escuchando una relajación y mi vela favorita parpadeando y Alex me dio un masaje (que había estado haciendo toda la semana). No pude dormir, pero me relajé por completo durante un par de horas. Para entonces, mis oleadas habían aumentado en tiempo e intensidad, sin embargo, todavía las sentía completamente manejables usando mi respiración. Me relajé completamente con cada una, visualicé mis músculos del útero haciendo su increíble trabajo y usé mi respiración con cada ola.
Era casi medianoche y sabía que no me dormiría, era hora de llamar a las comadronas para que pudieran traernos la piscina de partos... llegaron unos 45 minutos después con la intención de hacer un par de preguntas y dejar la piscina de partos. Sin embargo, mi bebé tenía otras ideas. En este punto, mis oleadas eran fuertes y frecuentes y requerían mi concentración total para respirar a través de cada una. Alex y las comadronas tuvieron una conversación rápida y vinieron para ver cómo me estaba yendo. Cada oleada parecía rodar hacia la siguiente y permití que mi cuerpo rodara con ella. Balanceándome, moviéndome, encontrando un ritmo que funcionó para mí y para mi bebé.
Tenía mi música encendida, la iluminación tenue, Alex estaba usando nuestras hermosas técnicas de masaje y todo era perfecto. Estaba tranquila, me sentía en control y completamente relajada, usé mi respiración y mis visualizaciones. Sabiendo que cada oleada llegaría a un pico y solo bajaría desde allí, dejé completamente que mi cuerpo tomara el control y, extrañamente, disfruté la sensación de soltarme y fascinarme por lo que estaba sucediendo.
Volviendo a los aspectos prácticos, Emma (una de nuestras increíbles comadronas) necesitaba controlar mi presión arterial, la posición del bebé, la frecuencia cardíaca, etc. Ni siquiera se mencionó una examinación vaginal, ya habíamos hablado en visitas previas que esto no era necesario. En este punto, mis oleadas venían continuamente y podía decir que las cosas estaban avanzando; y en estos momentos la piscina de partos estaba siendo hinchada en la cocina.
Eran poco después de la 1 de la madrugada, me levanté para cambiar de posición cuando de repente rompí aguas. Fue en este punto y con mi siguiente oleada me di cuenta del cambio de sensación, mi bebé ya estaba llegando. La piscina no estaba hinchada aun, nunca esperé que nuestro bebé llegara tan pronto! Asi que todos se pusieron manos a la obra para preparar el salón como nuestro nuevo espacio para dar a luz a mi bebe, abandonando la idea de mi parto en el agua. Era consciente de todo lo que sucedía a mi alrededor, pero no quitaba nada de mi enfoque y de lo que estaba haciendo. Simplemente cerré todo por completo y me concentré en cada oleada que me acercaba a mi bebé y se sentía increíble.
Con la sensación de mis oleadas cambiando, estaba bastante segura de que nuestro bebé estaba en camino; Sin embargo, recuerdo haberme preguntado a mí misma: ¿seguramente este bebé no puede venir todavía? (Mis dos partos anteriores han sido razonablemente largos, así que, naturalmente, supuse que este sería similar pero las cosas habían cambiado mucho en solo una hora).
Con el nuevo ambiente de parto ya terminado, me sentí cómoda de rodillas sobre el sofá y volví al ritmo de mis oleadas. No tenía una necesidad abrumadora de pujar como tal, pero era plenamente consciente de que mi bebé estaba descendiendo por el canal de parto y, naturalmente, quería trabajar con él y mi cuerpo empujaba hacia abajo. Realmente tuve que concentrar mi respiración a través de cada oleada para permitir que mi cuerpo hiciera lo que tenía que hacer, tanto las comadronas como Alex fueron increíbles y me recordaron que debía dejar ir, relajarme y permitir que ocurriera el parto.
Haciendo mi respiración descendente, concentrándose hacia abajo y esa necesidad de empujar me vino de forma tan natural y poder abrazar esas sensaciones me hicieron sentir increíble. Permitir que suceda el nacimiento ... Esto es exactamente lo que hice, dejé que mi cuerpo tomara el control, dejé que sucediera lo que me parecía correcto, incluidos los gemidos y el movimiento del parto. Creo que el hecho de que me sintiera relajada y en control me permitió ser tan consciente de todo lo que estaba sintiendo y puede parecer una locura, pero me gustó sentir el cuerpo de mi bebe moviéndose dentro del mío.
En unos 10 minutos de poderosas oleadas, rodando entre sí, nació su cabecita y un par de minutos más tarde me agaché para traer a mi hermosa niña en mis brazos. Las emociones fueron absolutamente abrumadoras ... felicidad, alegría, emoción, alivio, asombro de haber pasado las oleadas que trajeron a mi bebé en mis brazos en tan solo unas pocas horas.
No podía creer que di a luz a nuestra niña en casa, usando nada más que mi respiración y mi cuerpo, buuuuuuf, me sentía taaaan bien. ¡La mejor experiencia y sentimiento del mundo! Nuestra pequeña se acercó directamente a mi pecho para ese contacto tan importante piel con piel, lloró y en unos momentos estaba tranquila y cerca de mí. Las comadronas rápidamente hicieron que todo a mi alrededor fuera muy cómodo, los cojines de los sofás y las toallas envolvieron a nuestra niña y luego comenzó nuestro tiempo juntos como familia. Nos acurrucamos; sostuve mi precioso regalo con tanta fuerza y mirándola a sus ojos. Pronto buscó mi pecho y tuvo su primera toma, fue simplemente perfecto.
Estar en casa significaba que sentía que no había prisa por hacer nada, había elegido tener un pinzamiento óptimo del cordón una vez que hubiera salido mi placenta de forma natural. Esto no sucedió hasta al cabo de unos 45 minutos, y me sentí tan bien durante este tiempo, sabiendo que nuestra niña tenía absolutamente toda su sangre del cordón y nuevamente sabiendo que mi cuerpo estaba funcionando exactamente como fue diseñado.
También habíamos elegido encapsular nuestra placenta, las comadronas la examinaron mientras nos informaban sobre algunos datos fascinantes y la metimos en nuestra bolsa refrigeradora y en la nevera. Todos los controles necesarios para mí y para nuestra pequeña se completaron, tuve un desgarro muy leve sobre todo teniendo en cuenta que la fase descendente sólo duró 14 minutos! Nos acomodamos en el sofá con una taza de té y las comadronas se marcharon. Eran alrededor de las 4 de la mañana, así que decidimos meternos en la cama e intentar dormir un par de horas. Mi hijo menor se despertó a las 6:30, entró en nuestra habitación y vio la cuna y dijo "bebé". Una vez más, estar en casa hizo que este momento fuera mágico, se había quedado dormido y se había despertado con una hermanita.
Mi nacimiento fue todo lo que pude haber deseado en cuanto a cómo quería sentirme. Sí, mi plan A incluía un parto en el agua, sin embargo, las cosas suceden y los planes cambian y, reflexionando, esto no quitó absolutamente nada de la experiencia. Realmente tuve el parto de mis sueños. Gracias a todos los involucrados que hicieron de ese sueño mi realidad, realmente fue la mejor experiencia del mundo y una que siempre siempre recordaré con mucho amor. A pesar de todo lo que sucede en el mundo que nos rodea, esa noche, esas horas, esos momentos fueron perfectos.
Mi niña es super tranquila y hermosa y lo atribuyo al hipnoparto y al parto en casa.
Gracias