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El parto natural de Karu

Parto:

Parto natural

Gestación:

37 s

Curso:

Pack digital hipnoparto

La historia de parto

Hola Paula, lo primero que quiero hacer es agradecerte. No sé si llegas a ser consciente del impacto que tienes en algunas de nosotras. Las herramientas que me ha dado el curso de hipnoparto, el podcast y toda la info de tu Instagram @mybabymybirth me han cambiado completamente la experiencia.

Me ayudaron a elegir muy conscientemente el equipo que quiera que me acompañe pero sobretodo me dieron las fuerza y confianza para poder tener mi parto soñado (literalmente).

Empiezo por el final: tras completar el trabajo de parto en casa, conseguí llegar al hospital con 10 cm de dilatación y la cabeza de mi beba súper bajita. A los 25 minutos de pisar la sala de partos, el sábado 1 de junio, Helena, mi bebé, había nacido tranquila en el agua y se encontraba súper atenta sobre mi pecho conociendo el mundo.

Yo no podía salir de mi estado de shock. Ese día realmente entendí la fuerza que tenemos y lo fundamental que es nuestra mente para lograr nuestros objetivos.

Ahora si, voy al principio. Recuerdo que cuando quedé embarazada comencé a interiorizarme sobre cómo era parir en España (yo soy de Argentina y no tenía experiencias cercanas aquí).

Le tenía mucho miedo a la violencia obstétrica así que empecé q investigar y a interiorizarme con los conceptos de matrona, hipnoparto, parto fisiológico, etc.

Un día di con el Instagram de @mybabymybirth y comencé a ver de qué se trataba. Los primeros recuerdos que tengo es el de escuchar un relato de una chica, profe de yoga, que al romper aguas se fue a caminar por el monte con su pareja y su perrita, y que cuando llegaron al hospital ella estaba de 10cm de dilatación y tuvo a su bebé muy rápido y sin epidural. Era el relato de Neus y Juanma, uno de los primeros episodios del podcast Tu mejor parto.

Soñé y visualicé tantas veces con ese relato que no lo puedo explicar. Me imaginaba que era yo quien estaba en el podcast contando mi experiencia y ayudando a mujeres tanto con esos relatos me habían ayudado a mí.

Aun no me creo que haya sido tan similar al mío…

Si bien yo sabía que era lo que buscaba para parir a mi beba, me tomé el tiempo de averiguar en hospitales públicos, privados y con diferentes equipos. A las 29 sdg contraté al equipo de EnTuParto que trabajan de forma alineada para que los partos tengan la menor cantidad de intervenciones posibles . Trabajan en el hospital HM Nuevo Belen en Madrid que cuenta con una unidad de parto natural y parto en el agua. Sabía que eso era lo que quería para mí y mi beba.

Mientras indagaba dónde parir, fui aprendiendo muchísimo sobre hipnoparto, respiración y parto fisiológico. Al mismo tiempo, seguí con mis entrenamientos de fuerza en el gimnasio (obviamente adaptados) y me apunté a clases de entrenamiento funcional y pilates para embarazadas.

El podcast “tu mejor parto” me acompañó casi a diario. Escuché todos los relatos que pude y traté de aprender lo máximo posible de cada invitada.

No podía, ni quería dejar de consumir información.

La preparación física y mental para llegar lo mejor posible al día del parto fue un pilar importantísimo durante mi embarazo. Esto implicaba tener muy claras mis preferencias pero siempre con la mente abierta de que las cosas podían cambiar hasta el último segundo.

Tuve un embarazo muy hermoso, feliz, consciente y sobretodo, muy activo.

El día martes 29/5/24 fuimos con mi esposo al hospital a hacernos monitores por primera vez, estaba de 37 sdg. En esa consulta estuvimos charlando con las matronas. Escuchamos los latidos de la bebé, repasamos el plan de parto y coordinamos el siguiente monitoreo.

Ese mismo día por la tarde me di cuenta que había expulsado el tapón mucoso. Sabía que eso significaba que el cérvix estaba comenzando a madurar pero que podría tardar horas o hasta semanas en haber cambios significativos. En mi cabeza el parto no se iba a activar hasta pasadas las 40/41 semanas por ser primeriza, así que esto me tomó un poco por sorpresa.

Al día siguiente, volviendo de cenar con unos familiares comencé a notar unas sensaciones extrañas en el bajo vientre similares a los dolores premenstruales y le dije a mi esposo en broma “esta peque no esperará a las 41 semanas…”

Esa noche la pasé despierta en el salón de mi casa con olas. Todas bastante irregulares (una o dos por hora) y de una intensidad bastante manejable. Donde mejor soportaba las contracciones era encima de la pelota de pilates, si me agarraban tumbada en el sofá me dolían muchísimo.

Lo que sí me sorprendió fue que con cada contracción sentía muchas ganas de ir de vientre y que trás cada ola, la beba se movía muchísimo.

Esto me puso un poco en alerta porque yo sabía que la sensación de “ir de cuerpo” y querer hacer fuerza se daba al final del trabajo de parto, no sabía que podía ocurrir al inicio también.

En cada contracción respiraba con la técnica “ascendente” de hipnoparto: 4 inhalaciones / 8 exhalaciones. Sabiendo que tras hacerla 3 o 4 veces la contracción habría terminado. No sacaba esto de mi mente.

El jueves, tras pasar la noche sin dormir, decido escribirle a Elena, mi matrona, para contarle las novedades. Ella me transmitió mucha confianza, me dijo que probablemente la peque estaba muy encajada y por eso con cada contracción se presionaba el recto y tenía esa sensación de ganas de ir al baño, que era una noticia fantástica y que dentro de no mucho tiempo iba a conocer a mi bebé.

Viendo que el parto sería más pronto de lo imaginado, mi marido y yo nos pasamos el día haciendo las últimas compras necesarias para armar el bolso y fuimos a la casa de una amiga que me prestó su máquina TENs (aliada fundamental en mi trabajo de parto).

Casi sin darnos cuenta, caminamos a lo largo del día más de 10km… yo me frenaba en el medio de Primark a hacer la respiraciones cada vez que me venía una ola jajaja.

Esa noche nuevamente me la pase con contracciones irregulares, pero como ya sabía un poco cómo iba la cosa, entre ola y ola intentaba descansar y dormir.

El viernes cuando me levanté, supuse que las contracciones frenarían como había pasado la noche anterior, pero esto nunca ocurrió…

Cerca de las 10am me vuelvo a comunicar con mi matrona para contarle cómo había pasado la noche y que las contracciones, si bien seguían siendo muy irregulares, no estaban frenando.

Elena con mucha alegría comenta que mi cuerpo se estaba preparando para iniciar el trabajo de parto, que intente descansar porque al ser mamíferas, era muy probable que la cosa se active durante la noche y que hasta había chances de que nos tuviéramos que ver en el hospital.

Gracias a las herramientas del curso de hipnoparto, sabía que si no estaba en una parte tan activa del parto, si me metía en el agua caliente las olas me iban a dar un descanso, por eso cerca de las 15hs, después de haber pasado toda la mañana con contracciones muy irregulares, decidí meterme en la bañera donde conseguí estar casi una hora sin contracciones. Aprovechando la pausa, decidí acostarme en mi cama para descansar, cuando a los 20 minutos una ola muy intensa me levantó.

A partir de ese momento, las contracciones se hicieron muchísimo mas intensas, mas seguidas y comencé a tener temblores en el cuerpo, síntoma del cual no había escuchado antes.

Es importante aclarar que yo monitoreaba mis ola con la app ONA y que si bien ya se habían vuelto regulares no lograba llegar al patrón de tener 3 en 10 minutos por dos horas seguidas.

Siempre había una o dos olas que rompían ese ciclo y yo volvía a comenzar.

Ese fue uno de los motivos por los cuales retrase tanto mi ida al hospital.

A eso de las 19hs vuelvo a comunicarme con Elena para contarle cómo seguía todo, comentarle sobre los temblores y confirmar que podíamos seguir en casa (para mi era muy importante quedarme en casa lo máximo posible para que el traslado al hospital no “tirara hacia atrás” el trabajo de parto. Sabía que llegar muy pronto al hospital suele relacionarse con cascadas de intervenciones innecesarias).

Tras hablar por teléfono con Elena, decidí ponerme los TENs y a partir de ese momento pude comenzar a controlar las contracciones de manera diferente. Cabe aclarar que nunca deje de utilizar la técnica ascendente de respiración, sin importar qué tan intensa era la ola. Cuando no podía hacerla, mi esposo me ayudaba a que la hiciéramos juntos.

Recuerdo dos momentos en los que me desmoroné mentalmente. Estaba muy cansada y me agarró miedo y ansiedad de no poder aguantar.

Mi miedo era que el trabajo de parto se prolongase mucho y no aguantarlo por cansancio. El dolor no era algo que me preocupase, estaba muy segura de mi misma.

Mi esposo, que sabía perfectamente lo que tenía que hacer, me agarró de los hombros con suavidad y me dijo que buscara mis recursos, “mi caja de herramientas”. Pusimos la música que usa Paula para todas sus meditaciones y comencé nuevamente a visualizar. Él me ayudaba con caricias y dándome ánimo.

Cada algunas horas intentaba que yo comiera algo para recuperar energías.

Fue fundamental que él supiera mis deseos y cuál era su rol ahí (también me recordaba todo el tiempo que relaje los hombros y que no me tense jajaja). De echo, cuando gritaba durante la ola me decía que intente respirarlas porque el gritar me estaba consumiendo mucha energía aunque lo cierto es que a veces el cuerpo actúa solo haciendo lo que necesita.

Quedamos con Elena para volver a hablar a las 23hs. Cuando me llamó, yo estaba nuevamente en la bañera. Las contracciones no frenaban pero en el agua caliente y con la playlist que me había preparado para ese momento pude entrar en un estado de relajación que me permitía pasar cada ola muchísimo mejor.

Todavía recuerdo la sensación de alegría y emoción por saber que estaba por conocer a mi bebé.

Las olas eran súper intensar pero no las sufrí ni un solo momento.

Al salir de la bañera, las contracciones se intensificaron aún más, tanto en frecuencia como en intensidad.

Eran muy seguidas y muy fuertes realmente.

Aproximadamente una hora más tarde decidimos volver a contactarnos. Elena nos dijo que ella ya se encontraba en el hospital y nos preguntó que queríamos hacer, sabiendo que yo todavía podía controlar la intensidad de las contracciones. Con mi esposo decidimos quedarnos un rato más en casa dentro de la bañera y a las 2:45hs encontrarnos con el equipo en la unidad de parto natural.

Esa última bañera fue una de las experiencias más increíbles de mi vida. Fue una hora entera de tener los ojos cerrados y estar en una especie de trance. Mi esposo me recuerda que tenía dos tipos de olas, unas que eran super intensas donde yo solamente podía hacer sonidos guturales y gritar. Yo recuerdo sentirme como una loba aullando.

Las otras olas, eran igual de intensas, pero yo lograba conectar con mi cuerpo de otra manera y pedirle que se abriera.

Mi esposo me cuenta que yo sonreía y le hablaba a mi beba, abría las piernas y le hacía lugar para salir.

Cuando salí de la bañera y empezamos a prepararnos para ir al hospital, comencé a sentir una contracción sumamente intensa y con muchísima presión. Unos segundos después rompí la bolsa. Se sintió como si alguien hubiera tirado un cubo de agua al suelo. Recuerdo mirar el piso, mirar a mi esposo y comenzar a reír.

Acto seguido, le dije “tenemos que irnos YA”, puesto que sabía que después de romper la bolsa las contracciones se volverían muchísimo más intensas e incluso más seguidas. En este punto el nivel de intensidad era realmente muy elevado.

En ese momento, mi esposo me vuelve a poner los TENs en la espalda (me los había sacado para entrar al agua) mientras que llama a Elena para contarle. Elena nos dice que nos estará esperando con la bañera llena.

El uber tardó cerca de 10 minutos en llegar, lo cual me dio tiempo a tener 2 o 3 contracciones en el camino, siempre con el TENs a tope. Tuvimos unos 12 minutos de viaje al hospital donde la respiración fue mi gran aliada.

La cara del conductor cuando me vio subir al coche no me la olvidaré en la vida.

Mi marido le dijo: “ella va a gritar, va a hacer ruidos raros pero está bien. Nos están esperando. VAMOS”

Una vez en la unidad de parto natural, nos estaban esperando Elena y Vicky. Al ingresar me pidieron autorización para hacerme un tacto y ver qué tan avanzada estaba (lo hemos hecho parada porque tumbada era la posición donde más me dolían de las contracciones).

Para mi sorpresa, estaba de 10cm y con la cabecita de mi beba muy baja. No nos lo podíamos creer.

Rápidamente me meto a la bañera dónde comienzo a sentir una contracción muy fuerte y con ella el famoso “aro de fuego”. Tengo que decir que en ese momento me acojone mucho y creí no poder hacerlo.

Mi marido me miró, me dijo que si podía y comenzó a respirar para que yo pudiera imitarlo.

En la siguiente contracción ya había salido la cabeza de mi beba y a los 25 minutos de haber pisado el hospital, Helena ya estaba encima de mi pecho.

Esperamos a que el cordón deje de latir para que mi esposo lo cortará y un poco después, pude alumbrar la placenta.

Sin dudas ha sido la experiencia más intensa, transformadora y trascendental de mi vida.

He dado a luz a mi beba “respirándola”.

Fue un desafío mental constante y me ha demostrado la fuerza implacable que tenemos las mujeres para parir a nuestros bebes.

He conseguido tener un parto fisiológico, sin intervenciones, en el agua y con un periné integro. No he sufrido desgarros ni he tenido puntos.

Para salir de la bañera, como yo tenía la tensión un poco baja por el esfuerzo, mi esposo tuvo a la bebé piel con piel hasta que me acosté en la camilla que estaba al lado y nos quedamos pegaditas más de dos horas.

Pudimos comenzar con la lactancia en ese mismo momento.

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